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lunes, 28 de mayo de 2012

Charla abierta con Sandro Mezzadra. Crisis y/o desarrollo. Bajo la sombra del capital



Compartimos apuntes de nuestra reunión, calentando motores antes del Encuentro con Sandro Mezzadra (1 de junio)
La charla giró en torno a tres ejes:
  1. Algunas características del capitalismo contemporáneo.
  2. Experiencias de luchas políticas en relación con los “bienes comunes” – Distinción entre “bienes comunes” y “lo común”.
  3. Luchas por bienes comunes (BCs) y procesos de gobernanza de esos BCs.

     
Eje 1: Algunas características del capitalismo contemporáneo
Sandro propone una relectura de la acumulación originaria desarrollada por Marx en El Capital y sostiene que para Marx los BCs ocupan un lugar central. Su tesis es que la acumulación originaria, si bien en El Capital está presentada como una caracterización histórica, no es algo que está únicamente en el origen del capitalismo, sino que apunta a procesos que se verifican en la historia posterior del capitalismo y aún hoy. Esto lo ve en:
- el surgimiento de la propiedad privada a partir de un acto violento que limita lo que antes eran tierras comunes. La violencia se debe a que la propiedad privada no gozaba, en el origen, de la legitimidad ideológica y jurídica que adquiere luego. Allí se advierte ya la centralidad de los BCs.
- la producción de subjetividad como fuerza de trabajo. Fue necesario producir sujetos que vendan su fuerza de trabajo, no se trataba de una subjetividad preexistente sino producida por el propio capitalismo para garantizar la reproducción de sus condiciones de producción.
- se produce también el mercado como mercado mundial, adquiere consistencia la idea del mundo, mediante el colonialismo.
Sandro sostiene que en la actualidad el capitalismo está en una etapa de transición marcada por la repetición de temas que fueron centrales en el origen del capitalismo. Esto tiene algunas consecuencias para pensar el capitalismo actual, como:
- la retórica desarrollista queda desplazada, porque, afirmando la repetición de elementos que estaban en el origen del capitalismo, se cuestiona el principio mismo de desarrollo como recorrido lineal y progresivo, orientado a fines precisos.
- permite generalizar el tema del extractivismo: la extracción de plusvalía de BCs es una característica que define al capitalismo contemporáneo. Se trata de una desposesión de lo común comparable al cercamiento originario de las tierras comunes. Hoy, el capitalismo opera otros “cercamientos” para integrarlos en su dinámica, como por ejemplo la privatización de la salud. La salud, percibida como un bien común, se “abre” (R. Luxemburgo) a la acumulación capitalista. También esto se da en las dinámicas de acumulación en red: “cercamiento” (producción de fronteras) en la producción colectiva de conocimiento.
En relación con la ciudad y el capital financiero, siguiendo a Harvey, plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo enfrentar el modo violento en que la renta transforma los espacios metropolitanos? La renta inmobiliaria es a la vez producida por la cooperación, la forma común de vivir y hacer ciudad. En esto se ve el vínculo con lo común: el capitalismo explota la cooperación.
Propuso el concepto de financiarización del capitalismo. Esto no significa que sólo exista el sector financiero, sino que éste es el que articula y pone en relación a los demás sectores económicos. Puso el ejemplo de las hipotecas subprime en EE.UU. para mostrar cómo este tipo de créditos apuntan a incluir en el circuito del capital financiero y de la deuda a una población que antes estaba por fuera.
Los mercados financieros funcionan de manera extractivista, avanzando sobre terrenos que antes no se hubieran incluido. Por “extracción” hay que entender algo más amplio que allí donde se presenta más directamente (minería, soja…). El capitalismo actual puede definirse como extractivista (y ya no basado en la producción).
Algunas intervenciones
Intervención: dice que pareciera que la reestatización de los servicios sociales rompe con la lógica de la financiarización, pero en realidad el funcionamiento de estos servicios, ahora bajo administración del Estado, continúa esta misma lógica. Pregunta si las luchas deben orientarse a desfinanciarizar esos servicios, para volver a un momento anterior, o si más bien deben tratar de incluir la renta y reinventar una política que la tenga en cuenta. (Luego Sandro va a inclinarse por esta segunda opción).
Intervención: La forma-empresa aparece como la única posible para todo lo “común”. (Sandro va a preguntarse: ¿Se puede construir una contra-empresa como dispositivo político potente?)
Intervención: Tratar de avanzar en que las experiencias desmercantilizadoras dejen de aparecer como “excepciones” a la regla.
Intervención: Si Europa y EE.UU. aparecían como el horizonte del desarrollo, pero ahora están en crisis, pensar cómo se rearticula el discurso desarrollista, en relación con qué referentes, qué implica el “progreso”.
Intervención: Propone, para salir de la discusión acerca de si hay que apuntar a cómo se administra o cuál es el origen de la renta, pensar la renta como una forma de captura de la cooperación social, de gobierno.
Intervención: Agrega la cuestión del consumo, tal como la propone la narrativa desarrollista, como un modo de integración a la producción-distribución de renta. Pensar las subjetividades en las ciudades del desarrollo, con gran disposición de bienes. (Sandro va a acotar que la base de este crecimiento del consumo no es la producción (como el “otro” del capitalismo financiero), sino que ese consumo es de base extractivista y financiero.
Intervención: Pensar a qué escala opera lo común.
Intervención: Se pregunta si es posible construir una relación de fuerzas con un capitalismo financiero que es por definición trasnacional, a diferencia del capital durante los Estados de Bienestar, más ligados al capital nacional.
Sobre neodesarrollismo: La lógica de mando del capitalismo no la tiene la producción sino la extracción. Tanto en Argentina como en Italia se ve el intento de poner a toda la sociedad en el mundo del trabajo, más allá de las condiciones efectivas de ese trabajo. La interpelación dominante es a trabajar más.
A diferencia de lo que ocurría en el keynesianismo, no hay hoy una forma de trabajo que opere como el modelo, que sea generalizable como una lógica homogeneizante, como antes lo fuera el trabajo asalariado. La composición del trabajo es profundamente heterogénea.
Eje 2: Experiencias de luchas políticas en relación con los “bienes comunes” – Distinción entre “bienes comunes” y “lo común”.
Eje 3: Luchas por bienes comunes (BCs) y procesos de gobernanza de esos BCs.
Desarrolló procesos de politización de los BCs en Italia. Sostuvo que el referéndum de 2011 por la cuestión de la privatización del agua no fue exitoso tanto por su resultado, como por la campaña, donde no participaron partidos políticos y donde se vio la rápida generalización de las luchas que permite en lenguaje de los BCs. Empezando a discutir sobre el agua, los debates se ampliaban a otros temas considerados como BCs. El peligro que se advierte es que todo pueda ser calificado como BC. Cuestiona la distinción entre BCs naturales y artificiales, dado por ejemplo el complejo proceso que se requiere para que el agua se vuelva consumible. Otra taxonomía que existe es Recursos naturales / BC sociales / BCs digitales.
Sostiene que se ha dado una amplia difusión del lenguaje político de los BCs, que permite articular luchas aparentemente diferentes. En Italia, por ejemplo, la lucha de los pueblos contra la instalación de un tren de alta velocidad puso de relieve el territorio como BC, contra quienes acusan a este tipo de luchas de “localistas” o “conservadoras”. Plantear a la región como BC permite globalizarla, es decir, articularla con otras luchas. Por otra parte, trabajadores precarizados de la cultura tomar un teatro en Roma bajo el slogan “Cultura, bien común”, y fue una experiencia que se difundió en otros lugares.
En un plano teórico y jurídico, en los últimos años algunos juristas reconocidos, en relación con movimientos sociales como el de los teatros, empezaron a discutir la posibilidad de “derechos comunes”, distintos del derecho privado o público, que suponen formas de propiedad ni estatales ni privadas. A esto se suma una discusión política por la distinción entre “público/estatal” y “común”.
Respecto de la distinción BCs / lo común. “Bien” arrastra sentidos morales, jurídicos, teológicos que complica las discusiones. “lo común” se define de acuerdo a “accesibilidad” y “uso”. Lo que hace “común” al teatro de Roma es que fuera accesible a todos, sin un dominio exclusivo ni del privado ni del estado (en tanto que sujetos separados de la sociedad). Mientras ya hay BCs, “lo común” supone la producción de bienes bajo la lógica de lo común, diferencia que no implica descartar los BCs, aunque pone el acento en la forma de su producción.
Respecto del “gobierno”. En la constitución italiana ya figura una referencia a la autogestión. Socialmente, se da por sentado que la forma de gestión de los BCs es la autogestión. Sandro sostiene que, si bien ésta es esencial en la cuestión de los BCs, es de difícil generalización, lo que entraña el riesgo de que las experiencias permanezcan como “excepciones”. Es necesario entonces pensar otros dispositivos de coordinación de esas experiencias, de gobernanza, que permitan a su vez pensar el cambio de nivel político que hay que producir. La gobernanza, así entendida, se fortalece en tanto se arraiga en la materialidad de las experiencias autónomas. A diferencia del pensamiento que supone que el gobierno sale fortalecido por la “cooptación” de las experiencias, se tata de pensar que tanto el gobierno como las experiencias salen fortalecidas gracias a su relación.
Ronda de intervenciones
Intervención: pregunta por el problema de la representación.
Intervención: preguntó por cómo salirse del circuito por el cual el teatro autónomo contribuye a la revalorización de la zona en la que se encuentra, y entonces a la reinserción del capital.
Intervención: cuestiona la asimilación de “público” con “estatal”. Revaloriza lo “público” por sobre lo “común”, porque, mientras éste comporta un valor de positividad, de principio homogéneo aglutinante, lo “público” carecería de fundamento a priori, permitiría conservar la diferencia. (Sandro le responde que le parece que lo que para el interviniente es lo “público” equivale a lo que él entiende por “común”. Señala el riesgo de que las luchas queden en el plano de la resistencia. Plantea la necesidad de abrir espacios comunes para proponer otras políticas).

1 comentario:

  1. Muy bueno, gente, gracias.
    Me queda la sensación de que estamos en una época en que no sabemos por dónde pasa la lucha emancipatoria y casi nada se puede dar por sabido, como sí podían los militantes del siglo XX.Asistimos a una gran indeterminación -lo que SM llama "transición".
    Por eso mismo, para pensarla mejor, no vendría nada mal que cuenten un poco del eje 2!
    Bueno, nos vemos en la charla y la seguimos
    abrazos!

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