El
ataque directo y personal a dos referentes de un movimiento social
del barrio Pico de Oro de Florencio Varela, es una muestra de la
disputa violenta por el control de los territorios del conurbano. El
objetivo evidente es golpear la trama organizativa de base, hiriendo
la confianza de los vecinos y las familias en las iniciativas
colectivas.
En
este caso se trató de una falsa acusación por parte de un grupo
narco hacia Alberto Spagnolo y Neka Jara, integrantes del Movimiento
de Colectivos, conocidos desde hace años por su actividad militante
en la zona sur. Durante la noche del miércoles 29 una banda apedreó
la casa de Alberto y Neka, amenazando con un linchamiento.
La
rápida reacción de distintos vecinos y el aguante de los jóvenes
permitieron desmontar la mentira y frustrar la acción destinada a
expulsarlos del barrio, verdadero propósito de los atacantes.
También influyeron dos antecedentes similares donde el mismo narco
echó a dos familias del barrio, utilizando estrategias parecidas.
La
intervención de la fiscalía demostró la inconsistencia de las
calumnias. Sin embargo, el jueves 30 la misma banda siguió con el
hostigamiento y a pesar de las denuncias realizadas, la policía en
clara complicidad liberó la zona, para que a las 20 hs finalmente la
casa de los compañeros fuera incendiada y destruida por completo.
Los
narcos, al no lograr el apoyo del barrio, acudieron a miembros de su
banda provenientes de otros lugares, e impidieron incluso el ingreso
de los bomberos, amenazando con extender el fuego hacia otras casas.
Durante todo este tiempo un grupo nutrido de vecinos y compañeros
evaluó la posibilidad de resistir físicamente los ataques, pero
primó el criterio de no dar lugar a un enfrentamiento en los
términos tumberos y policiales planteados por los narcos (armas de
fuego incluidas).
Ante
la patente inacción de la policía (Comisaría Primera de Florencio
Varela) y de las autoridades públicas del municipio, el Movimiento
de Colectivos acudió a funcionarios del Área de Seguridad y
Derechos Humanos del Gobierno Nacional. Sólo a partir de ese momento
se hizo presente en la zona un par de patrulleros de la misma
comisaría para custodiar las viviendas y se acaba de concretar un
allanamiento en la casa del principal instigador. La tensión en el
barrio sin embargo aún no desaparece, siguen las amenazas y no es
claro cómo se desarrollarán los hechos.
Esta
situación se viene reiterando en los últimos meses en distintos
barrios y pone de manifiesto un nuevo tipo de conflictividad. En San
Rudensindo, sobre la ruta 2, cinco viviendas fueron desalojadas por
un capo narco que buscaba consolidar su control en la zona. En esta
ocasión un grupo de vecinos paraguayos le hicieron frente y el saldo
fue de varios muertos por ambos bandos, sin que eso haya impedido el
desalojo de las viviendas.
Los
narcos se articulan en los territorios con tramas de complicidad
política y policial, lo cual los convierte en grupos de poder que
son a la vez dealers, prostituyentes y buchones. El propósito es
disputar y controlar esos territorios, pero es sobre todo una disputa
por los jóvenes: para volverlos “consumidores” y ampliar así
los mercados del paco. También para subordinarlos y usarlos como
mano de obra tumbera. Estos grupos, que viven un proceso de
degradación acelerada especialmente durante los últimos años,
aseguran su poder expropiando vidas. Invierten de este modo la
dinámica de los movimientos sociales.
Aunque
seguimos insistiendo ante las autoridades para obtener protección
para los vecinos, lo fundamental es la convocatoria y la organización
barrial. Por eso los invitamos este domingo para juntar fuerzas,
organizar una red y pensar cómo seguir.
Domingo
a las 15 hs, en Atenas y Turquía, Barrio Pico de Oro, Florencio
Varela.
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