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viernes, 13 de abril de 2012

BATALLAR CONTRA LO INTOLERABLE!!!!!

 30 de marzo en Luis Viale

El pasado 30 de marzo nos juntamos en el ex taller textil clandestino de la calle Luis Viale, donde hace 6 años  en un trágico incendio murieron trabajadores adultos y pibes.  La fecha  se ha vuelto célebre, mientras nosotros "no olvidamos", otros desaperciben el asunto. Éramos pocos: rostros que reconocemos; rodeados de activa indiferencia, de hostil pasividad.  
Estar  - de nuevo - frente la fachada del edificio que fue un taller clandestino en medio de casas de un barrio de clase media, entre Villa Crespo, Flores y Paternal volvió a impactarnos, a movernos. Es como si toda la ciudad estuviera tejida de este tipo de 
situaciones de precariedad, de súper - explotación (talleres, trenes, boliches...), y sin embargo pareciera que sigue funcionando todo de alguna manera, hasta que alguna catástrofe nos recuerda que pareciera que no todo anda tan bien…


Somos problema, afuera no hay nada

Compartimos una impresión: la acusación, la denuncia se queda a mitad de camino, es insuficiente al momento de pensar una intervención (acusamos a los vecinos de fascistas, les pedimos al estado justicia, denunciamos a la justicia de corrupta y cómplice, nos indignamos de la complicidad de la embajada boliviana...). Esto, claro, no quiere decir que la denuncia no sea necesaria e incluso indispensable, pero no alcanza para problematizar el asunto.  La acusación es un modo de evitar asumir hasta qué punto estamos involucrados en la maquinaria que produce estas catástrofes y que nos fuerza a un tipo de vida que querríamos modificar, rechazar, sin saber bien cómo hacerlo. No queremos solo juzgar, sino comprender los miedos y las angustias nuestras y de los demás.
Cuando se expone Luis Viale aparece el miedo a perder el trabajo, la precariedad de modos de existencia, de nuestros modos. No es fácil asumirlo, hablarlo, compartirlo. Este es para nosotros un punto de partida que muerde en la realidad. Y en esta línea nos preguntamos ¿Qué quiere decir, en este contexto, "hacer justicia"? La causa judicial de Luis Viale está parada, dormida, archivada esperando su caducidad. Como otros episodios por el estilo, las fuerzas que protegen estos negocios son más rápidas, cínicas, y eficaces que la de las victimas que las denuncian, lo sabemos…

No podemos seguir creyendo que "hay solución" a estos problemas. No las hay, ni "solución", ni "justicia". Insistimos que esto es un punto de partida y no de cierre; no hay acá resignación, nos proponemos replantear el problema, enunciarlo de otro modo. Intentamos, colectivamente una manera de producir enunciados que eludan una existencia empobrecida, mutilada, enclaustrada, como las que nos proponen. Para eso es fundamental admitir que tenemos un problema, difícil, en lo personal, en lo colectivo y en lo político. La situación nos exige pensarla, narrarla de otro modo. ¿Es posible contar nuestras vidas desde eso que ya no toleramos, desde eso que queremos cambiar? A veces parece que solo las catástrofes tienen esa capacidad narrativa. Ellas cuentan la ciudad de otro modo. Cromañón, Once, Indoamericano, Luis Viale, etc. Pero la tragedia también obnubila, entristece, aterroriza. Nos fija en el relato de las muertes ¿Cómo narrar el cotidiano a partir de las vidas, sin esperar más tragedias? ¿Cómo abandonar la ilusión de las soluciones? (esto que - de seguro - no podemos hacerlo solos).

Parece que si no replanteamos todo esto nos quedamos aislados, solaris, sin poder decir lo que se siente ante la violencia de los territorios, de los trabajos, de los transportes, de la ciudad, de nuestras vidas. ¿Quién se anima a cuestionar que el "desarrollo" al que asistimos hoy tiene como supuesto, como condición y como implícito estas realidades ante las que callamos, indiferentes? ¿Cómo hablar de esto si sentimos que no contamos con alternativas? ¿Con que lenguaje hacernos entender? Y al mismo tiempo, ¿Cómo hacer para adaptarnos a estas situaciones que nos violentan tanto? Nuevamente, el malestar es punto de partida y no de resignación.

No se trata, entonces de hablar solo a los vecinos de flores, del  Indoamericano, sino a toda la ciudad, incluidos, como estamos, en ella. Involucrados. Movernos con nuestras contradicciones. Somos parte del problema y tal vez de la problematización. Al no pensar como víctimas podemos colocar en el centro lo que rechazamos, lo que activamente no queremos, podemos aportar a abandonar todo calculo moralista en el discurso (no nos sentimos los "buenos" denunciando a "los malos").

Estamos ante un PROBLEMA. ¿cómo lo planteamos? ¿Cómo lo
llamamos? ¿Qué nombre tiene? Este problema habla de nosotros y nos
habla a nosotros ¿qué hacer?


Hacer ciudad ¿Qué hacer?

Esa vieja pregunta leninista pide re-actualización. Pregunta existencial porque brota de la propia vida, de las incomodidades, de las molestias, de la observación de fuerzas que piden paso, de la imaginación colectiva, de las conversaciones, de los impulsos vitales; de los problemas que tocan la materialidad de las vidas ¿Qué hacer? Inquietud que nace de la caída de las ilusiones, que no promete redención. Qué  hacer es la pregunta bisagra entre la impotencia y  una fuerza que busca formas de combinar elementos que se han desmembrado. Extraña pregunta o pregunta que nace del extrañamiento?. Frecuentemente cuando preguntamos suponemos una respuesta, respuesta anidada en el pasado, en un encadenamiento causal. Preguntamos hacia atrás  (a la historia, a las biografías, a hechos traumáticos o estructurales, a supuestos responsables.) o preguntamos hacia afuera (al experto, al estado). Se trata aquí de una pregunta cuya respuesta se verificará en la propia práctica de las relaciones y en la materialidad de la existencia. Se verificará no en la solución al obstáculo que dio origen a una experiencia sino en la ampliación de nuestro poder sobre las cosas. Se verificará en mejores y más precisas reformulaciones de los problemas y en la creación de territorios y nuevas preguntas que abran incesantemente tareas, acciones, nuevos qué haceres.

Punto de partida: Nos juntamos buscando un nosotros, para tantear ganas y batallar contra lo intolerable.   

Entrevista a Cristian Ferrer (La Mar en Coche FM La Tribu)
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